La mayoría de nosotros creemos que los perros y los gatos no se llevan bien. Un perro dócil puede desarrollar un vínculo con un gato, pero es muy poco probable que un canino de mal genio esté disponible para una amistad felina. Sin embargo, un perro llamado Mack, que alguna vez fue considerado un animal agresivo, ahora es el mejor amigo de un gato.
La mezcla de Pit-Bull y Labrador no tuvo una vida fácil, para empezar. El primer dueño de Mack solía tenerlo a él y a su hermano atados a un árbol sin apenas agua ni comida. El dueño incluso llego a abandonar a los perros muchas veces, pero ellos regresaban.
Cuando un refugio local escuchó la noticia sobre Mack y su hermano, intervinieron y tomaron el asunto en sus manos.
El refugio encontró un hogar para el hermano de Mack, pero Mack fue etiquetado como un perro agresivo y fue marcado para ser sacrificado. Fue entonces cuando uno de los empleados del refugio, Chris, notó que el perro que se creía de mal genio, se orinaba con frecuencia, por miedo. Entonces Chris, decidió trabajar en el perro para salvarle la vida.
Chris pasó cuatro meses con Mack e hizo que el perro saliera de su caparazón. Como resultado de eso, Mack encontró su hogar de acogida. Mientras tanto, Analina Trstensky, la posible propietaria de Mack, encontró a Mack en línea, en la página del refugio.
Un nuevo hogar
Analina ya tenía un gato llamado Bowser. Aunque Analina había decidido llevar a Mack a casa, aún estaba por verse cómo reaccionarían Bowser y Mack el uno al otro. Analina esperaba un período inicial tumultuoso de interacción entre los animales, pero lo que realmente sucedió la sorprendió por completo.
Cuando Analina trajo a Mack a casa por primera vez, Bowser simplemente se acercó al canino y se acurrucó junto a él. Y el dúo comenzó a llevarse bien al instante.
Mack y Bowser son mejores amigos ahora y son totalmente inseparables.
Fuente de la imagen: @bowserandmack a través de Instagram
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